Crisálida de sal / Chrysalis of salt
(text by Irene Wa.)
I write this text to weave together the ideas pervading the production of Chrysalis of salt. During this process, turns and trips added elements and changes that are yet to be fully unraveled. It is important to acknowledge that this body of work is new and has been making itself in its own way, taking me to unknown, incipient places that I don’t quite understand yet. It is open for interpretation and dialog.
Starting from the beginning, this project gestated in a time of quarantine: specifically, after learning harmonic/diphonic singing, a type of vibration produced where two tones are sung at the same time. I developed a profound interest in the body-as-instrument; the way sound is produced; and what that internal landscape looks like. The seed started to grow, as I began an investigation of the anatomy of the inner body and its forms, finding and imagining hidden portals, inside our neck, vocal chords, chest. The first stage of the investigation was mimetic, and soon was driven by the imagination, thinking about the felt body and translating it to a visual ground. To breathe, to open, to feel the organs- a search for the core, the most intimate, hidden and sometimes denied parts of one’s self. The central duct of the body reveals itself through an opening, which has its reference to the first opening of creation: birth. Vulva, vagina, cervix. Creases, salt- what shouldn’t be seen is shown: the nacre; the waterhole emerging from a volcano; the deepest layers of the underworld. The patterns we find inside our bodies are similar to rock formations, mountains, flowers, insects.
The poet, Alejandra Pizarnik, has been a constant companion and inspiration. Her poems are hooks and tools that open new dialogic paths and doors. For example, from her poem ‘Salvación’: “la muchacha halla la máscara del infinito y rompe el muro de la poesía” (the young woman discovers the mask of the infinite and breaks the wall of poetry), the idea of finding the mask of the infinite to be able to break through the “wall of poetry” is omnipresent in my current work. The “crack” that Pizarnik points at in her work, is taken as a “portal” that has the potency to transport to another place, often a place of the imagination: the place of creation, where the “poetic bodies” are. If we would enter, we would reach another realm.
This transition could be imagined as a spine, a phrenic nerve, trachea, throat, (throb). The beginning converses with the end.
Traveling to Pakistan made the work shift its path, becoming more visceral, alien representations of an imagined body. Masks of the infinite and new creatures emerged from the unconscious, becoming surprises. Between the sacred peaks of the Himalayas, the delicate process of erosion and decomposition,
wind
sun
time
memory
of history. Geology; movements of the earth, which is part of the universe. Those processes that go beyond desire, they have a power of their own: they open portals, connections, pathways.
Later on, in the Atacama Desert, the pieces became dusty and ethereal, vulnerable to the natural transformations that the space offers. Wind entered the crevices and the work that was born there, became a spiritual exploration. The understanding of the outside (nature), became the same as the inside (body).
Building upon core ideas of symmetry, what occurs outside, happens inside, and vice versa. The roots of the Tamarugo tree of the desert have to break through the soil,
years
distances
nights
towards the center of the earth to get the millennia water of the under-earth. Atacama and its long horizons ringed by the volcanos and salt of the Andes, defying the limits between earth and sky: the wings kiss and flutter, making the air clay; and clay salt; and salt stars.
Everything forms and transforms with the same energy, in the same way. These works are symbols of creation. A deep (imaginary) understanding of the natural formations; in mantises, rivers; in the shapes the wind makes with the eroded floor of the desert, channeled through my body-instrument. The self-encounter of the inside, endless possibilities of the inner; metaphoric, physical, multidimensional.
I see a butterfly that opens and closes its wings; reveal and veiling of a door.
Like the wings of a moth growing in the slimy dark, the springs of an orchid, a tree that opens in half-
where it folds, it unfolds.
Aleteo, a continuación.
Escribo este texto para vincular y aterrizar, las ideas de donde surge este compendio de piezas; siempre abiertas a interpretación y con un interés especial en dejar espacios abiertos a la exploración personal de la persona expectante. Cabe mencionar que estas piezas están frescas, recién salidas - aún me sorprenden sus resultados estéticos y conceptuales; salieron de mi a partir de ideas, procesos y viajes que aún intento desenmarañar.
Empiezo por el principio, cuando a raíz de aprender cantos armónicos (o difónicos), surge la curiosidad por el cuerpo-instrumento y cómo se producen los sonidos. Al ver los diagramas de las cuerdas vocales, la tráquea, la garganta, el cuello- intuí que tenemos portales internos. El viaje al centro de una misma y las posibilidades que tiene la mente-cuerpo para explorar otras dimensiones es el motor constante de esta producción. Este fue el señuelo con el que empecé a caminar hacia la investigación anatómica del cuerpo humano, siendo la mimética importante para aprender de las formas que tenemos dentro. Pronto, esos diagramas se fueron volviendo dibujos, cada vez más impregnados por la imaginación, y el sentir del cuerpo invisible. Cómo se siente el cuerpo; la traducción del sentir a lo visual. Respirar, abrir la pelvis, sentir el centro vertical en el que suceden misterios. Tenemos portales en el cuello, creados por los músculos tendones nervios- portales muy parecidos a las formaciones de rocas, montañas, flores, insectos.
La búsqueda por lo primero, lo inicial, donde se desarrolla el resto: lo de más adentro- incómodo, escondido y muchas veces negado. El conducto central se divisa en sus formas de apertura, haciendo referencia a la primera, a la del nacimiento, la creación, la vulva, vagina. Lo que no debiera de verse, se muestra; la concha nácar, el ojo de agua en el centro de un volcán, las capas más bajas del inframundo.
Alejandra Pizarnik es una constante compañía, referencia e inspiración. El poema “Salvación”, abrió varios caminos con la intención de dialogar con sus ideas; “la muchacha halla la máscara del infinito y rompe el muro de la poesía” es una de los versos de mayor influencia en este trabajo. Interpretar la “grieta” de Alejandra como el “portal” que te lleva a otro lugar, muchas veces a la de la imaginación, al de la creación; al “lugar de los cuerpos poéticos”. Si se entra, se llega a otro lugar. Se podría imaginar como una columna, un nervio frénico (frenético), traquea, garganta. El principio conversa con el fin.
Al viajar a Pakistán ocurrió una bifurcación en el camino de las piezas, que desde el inconsciente comenzaron a cambiar, a volverse sorpresas, resultados viscerales y extraños. Las formas cambiaron, se establecieron con crudeza en un plano más surreal. Entre las grandes faldas de los Himalayas, el delicado proceso de descomposición, de erosión, viento sol tiempo memoria de la historia- geológica de los movimientos de la tierra, que es parte del universo. Aquellos procesos que van más allá de los deseos, una serie de ajenos poderes que abren portales, conexiones, caminos.
Después, en el desierto de Atacama, abierta a las transformaciones propias del espacio, las piezas se volvieron polvosas, etéreas. El viento entró por las grietas y las piezas que nacieron ahí se convirtieron en exploraciones espirituales, donde el afuera- la naturaleza, se mostró como lo interno.
A partir de la simetría, lo que sucede afuera sucede adentro, y viceversa. Las raíces del Tamarugo del desierto que irrumpen el suelo, horadando la tierra para llegar a donde se guarda el agua primera, milenaria, en el subsuelo de los subsuelos. El desierto de Atacama, rodeado por la cordillera de los Andes, desafiando los límites del cielo y la tierra; se abren y se cierran las alas y entonces el aire se hace arcilla, la arcilla sal, la sal estrellas. Todo se forma de la misma manera, se reproduce y se recicla. Los dibujos son símbolos de la creación, un entendimiento profundo (imaginario) de las formaciones naturales que existen tanto dentro de nuestro cuerpo como fuera, en los escarabajos, en los ríos, en las formas que hace el viento en el erosionado piso del desierto.
Una mariposa abre y cierra sus alas, mostrando y velando en su centro, un portal. En la búsqueda por encontrar el centro en el adentro, en lo que en la imaginación podría ser
el inicio- metafórico, físico, multidimensional. Como las alas de una polilla que crecen en la gomosa oscuridad, las espinas de un cactus, el árbol que se abre a la mitad,
donde se dobla, se desdobla.
—
tierra impenetrable capas de polvos
huesos historia horizonte
piedras que deshace el viento,
silencio.
—
Este sol que frunce estas tierras que camino
huellas con las que juega el viento
roca sólida se mueve dentro de mi cuerpo.